Somalilandia, un prometedor tesoro de la arqueología

2022-08-12 10:25:29 By : Mr. yuiyin zhang

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Actualizado a 20 de diciembre de 2021 · 15:44 · Lectura:

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En este capítulo viajamos a la costa de Somalia. Concretamente al joven país de Somalilandia, para descubrir el riquísimo patrimonio arqueológico que alberga. Objetos procedentes de distintas partes del mundo…

… brazaletes de la India, frascos de perfume de Egipto, cerámica de Birmania, porcelana de China… Y os preguntaréis, ¿qué hacía todo este material (tan multicultural) reunido en un mismo punto remoto de la costa del Cuerno de África?

Hoy descubriremos que Somalilandia se situó en una posición geográfica privilegiada. En la encrucijada entre África, el Próximo Oriente, el océano Índico y el Mediterráneo. Lo que la convirtió en un excelente enclave comercial.

¿Cómo y por qué llegaron estos objetos a las áridas playas de Somalilandia? ¿Y quién comercializó con ellos?

Siguiendo la huella de los nómadas que transitaban el lugar, recorreremos la costa del país para descubrir su riqueza arqueológica que incluye desde algunas de las pinturas rupestres más hermosas del mundo a las ruinas de ciudades medievales.

Bienvenidos a un nuevo episodio de “Desenterrando el pasado”.

Desde el año 2014 un grupo de arqueólogos del Instituto de Ciencias del Patrimonio (también conocido con las siglas INCIPIT) está llevando a cabo un proyecto, financiado por la Fundación Palarq, para investigar los yacimientos albergados en Somalilandia. En estos 8 años se han realizado importantes hallazgos de diversas épocas que vamos a ir desvelando en este podcast.

Antes, el director del proyecto, Alfredo González, nos ubica en el mapa.

“Somalilandia está en la costa del mar Rojo, más concretamente está en el Golfo de Adén, justo al sur de la península arábiga. Es una zona muy estratégica, justo en la entrada del mar Rojo y está entre Asia y África y en cierta manera también Europa. Así que ha sido siempre, desde la prehistoria, un lugar clave en el intercambio entre distintos continentes, distintas regiones del mundo”.

Somalilandia jugó un papel clave en el intercambio de objetos de valor procedentes de todo el mundo. Uno de los factores para entender está actividad económica que se desarrolló a lo largo de siglos, es el clima.

“El clima es fundamental para entender la historia de Somalilandia. Por un lado la aridez, implica unas limitaciones importantes a la hora de los modelos económicos que se pueden desarrollar, no se puede desarrollar una cultura intensiva en cambio es un sitio ideal para el nomadismo y esto ha sido la clave de Somalilandia por lo menos desde hace 5.000 años, los pastores itinerantes”.

El paisaje árido y el nomadismo contribuyeron, más adelante lo veremos, a ese polo de atracción del comercio mundial.

“Es un país muy pacífico, muchas veces cuando me dicen si no me da miedo trabajar en Somalilandia, les digo me daría más miedo trabajar en Francia porque ha habido más atentados terroristas en Francia que en Somalilandia”.

Somalilandia es, a día de hoy, un país pacífico, en contra de lo que muchos se pueden imaginar, ya que al lado está la vecina Somalia, con algunos conflictos aún abiertos que perturban la paz de sus habitantes.

Tumba de la necrópolis de Xiis en la que se enterró como ofrenda junto al cadáver un gran jarrón romano de perfume procedente de Siria. Siglo III d.C. 

El arqueólogo del proyecto, Jorge de Torres, nos desmonta algunas falsas creencias sobre este pequeño y joven país.

“Cuando pensamos en Somalia todas las imágenes que tenemos son negativas. Pensamos en los piratas, en las hambrunas, pensamos en el integrismo religioso. Sin embargo en el siglo XVI esta situación no era así. Somalia no era un sitio perdido en medio del planeta lleno de pobreza y violencia. Era un sitio que estaba en el cruce de varias de las rutas más importantes comerciales que conectaban el planeta. Conectaban el Mediterráneo, a través del mar rojo, llegaron al Índico, la ruta del golfo pérsico, y la ruta que bordeaba toda África hasta la India. Era una de las grandes áreas de comercio del planeta. De manera que es un sitio en que los mercaderes llegaban durante determinadas épocas del año y a su vez entregar las materiales que traían de China, de Persia o del Mediterráneo”.

Con la independencia del país, hace aproximadamente unos 30 años, Somalilandia logró mantenerse en paz. Creó instituciones que funcionan y desarrolló un sistema político que combina estructuras tradicionales y democracia al estilo occidental.

“Somalilandia es un país que se independizó, a través de una guerra civil, en 1991 y que todavía no está reconocida por ninguna asociación internacional ni ningún otro país de manera que han tenido muchas dificultades a la hora de organizar su país, sus instituciones. Por otra parte las universidades están menos desarrolladas… de manera que hasta hace poco no tenía muy claro la importancia de su patrimonio, que es excepcional”.

Los dos investigadores, Alfredo y Jorge, conocen muy bien el país y sus gentes. Hace tiempo que invierten un mes cada año en trabajar en el lugar. Por lo tanto son muy conscientes de su excepcional (ahora escuchábamos a Jorge) patrimonio arqueológico, e investigan insistentemente estos 2.000 años de contactos de larga distancia en el Cuerno de África.

“El patrimonio arqueológico de Somalilandia es riquísimo, porque Somalilandia tiene una historia muy larga y compleja de contactos con todas las grandes civilizaciones de la antigüedad y esto ha dado lugar a un registro arqueológico tremendamente variado… antes de que nosotros empezáramos a trabajar allí había muy poca investigación arqueológica… así que hemos hecho un trabajo extensivo de registro, hemos tenido que empezar el trabajo desde cero. Además nos interesaba ofrecer una visión diacrónica de la historia del país… aportar una perspectiva de larga duración… de dos milenios… que nos pueden ayudar a entender mejor la historia de Somalilandia y la participación de Somalilandia en las redes mundiales que se desarrollan en el océano índico y más allá desde finales de la prehistoria”.

Vamos a subirnos a un todoterreno para conocer cómo fue uno de los hallazgos más increíbles del proyecto… un descubrimiento fortuito…

Sí sí, lo habéis oído bien… conchero… de concha… de conchas de mar. Ubicado en la costa, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Berbera.

Cuando esa mañana los investigadores cogieron el coche para ir a explorar la zona, no podían imaginar lo que iban a descubrir...

“Nosotros estábamos buscando una feria medieval que estaba en esta zona, dónde es difícil llegar. El caso es que una de las veces que estábamos buscando esta feria medieval llegamos demasiado pronto, paramos el coche y estábamos esperando a que bajara la marea cuando de repente vimos que en una de las dunas brillaban muchos puntitos blancos, y cuando nos acercamos vimos que era una serie de conchas de moluscos marinos… y entre esos moluscos empezamos a encontrar cerámicas. Lo primero que pensamos es que era un asentamiento neolítico, sin embargo entre los restos de cerámica empezamos a encontrar cosas que no encajaban… cerámicas en torno y un brazalete de cristal. Resulta que este sitio era de la tardoantigüedad, del siglo V o VI después de cristo y esta gente que estaba viviendo a un campamento a orillas del mar, estaba comerciando con el imperio bizantino, con el reino de Etiopía o el del Yemen”.

Pulseras de Yemen de la India encontradas en Somalilandia, siglo XV-XVI. 

Es decir, una comunidad pastoril, muy pequeña, itinerante, que vivía tanto de los animales como de la recolección y que estaba en contacto con los grandes imperios de la época.

Los investigadores rápidamente se pusieron a trabajar para dar respuesta a estas preguntas...

¿Cómo y por qué llegaron estos objetos a las áridas costas del país? Y, ¿cómo acabaron en manos de una pequeña comunidad de pastores trashumantes?

Empecemos por el principio… ¿Qué hacían estos nómadas en las largas playas de Somalilandia? La respuesta es clara, montaban ferias itinerantes.

En estas se reunía la gente, montaban los tenderetes y vendían cosas. Pero, no se trataba de un mercadillo pequeño… sino que habría que multiplicarlo por cien. Según los expertos se reunía una gran cantidad de gente.

“En algunas de las ferias más grandes estamos hablando de 40 o 50.000 personas que se reunían allí a lo largo de varios meses. No se llegaron a construir edificios, todas las estructuras que había era chozas, tenderetes. Había gente de sitios muy lejanos y hay que tener en cuenta que había una gran número de animales, como camellos que se vendían y que se utilizaban también para llevar las mercancías. Hay que pensar que había 20 o 30.000 camellos, además de caballos o mulas que se reunían en estas ferias”.

Los camellos en la Edad Media se sacrificaban en grandes eventos, como bodas y festivales religiosos. No solo destacaba la presencia de estos animales en estas ferias, también había tortugas…

“La caza y la venta de las tortugas debía ser una de las claves para entender este sitio, en esa zona hay muchas tortugas marinas y terrestres y las tortugas eran una de los productos de comercio más importantes en la antigüedad. Los griegos y los egipcios estaban muy interesados en adquirir este tipo de productos. Por eso los habitantes de este conchero podían tener acceso a estos productos que venían de los grandes imperios, por eso podían adquirir brazaletes de vidrio que venían de Alejandría o cerámicas que venían de Egipto porque tenían algo que les interesaba mucho a estos grandes imperios”.

Según los investigadores habría un conjunto de factores que explicarían ese rico comercio que se ejercía en las costas de Somalilandia. Uno de los más destacados… tiene que ver con el tiempo: los monzones...

Estas grandes tormentas permitían a los barcos llegar a la costa de Somalia solamente en unos meses muy concretos del año, entre octubre y abril, que era justo el momento en que los nómadas se encontraban en el lugar. Por lo tanto, hay un determinado momento del año en el que los nómadas se encuentran con los feriantes en la costa y se puede comerciar.

“Este comercio lo tenemos que imaginar de una manera no estrictamente económica. Es un comercio en el que grupos de nómadas llegarían a la costa, montarían unas tiendas, se encontrarían con ellos después de mucho tiempo, intercambiarían noticias, empezarían a establecer alianzas, negociar matrimonios, pasar información de quien ha fallecido y de quien se ha casado… y en ese momento llegarían los mercaderes. Entonces, las negociaciones no serían solo un intercambio económico, sino que habría mercaderes que habrían ido muchas veces a la zona, se encontraron con antiguos conocidos, podrían negociar, se enterarían cómo iban las vidas de la gente. Y en medio de estas celebraciones sociales, en ese engranaje social, es cuando se producirán los intercambios comerciales”.

Conchero del Ceel Gerdi, de mediados del primer milenio d.C. 

Unos intercambios comerciales de gran valor que, cómo ahora veremos, han perdurado durante miles de años enterrados bajo la arena… hasta llegar a nuestros días.

Hablamos por ejemplo, de pulseras de vidrio. De hecho, los arqueólogos del proyecto destacan que es de los objetos que más abundan. Las hay por docenas en cada una de las ferias costeras que han ido identificando.

Las hay de diferentes colores, formas y relieves monocromas y policromas, en relieve y lisas. Y viene de Arabia, de Yemen o quizá de Egipto y Siria.

“Realmente es el objeto más común en estos sitios, tanto en ferias como en asentamientos pequeños. Y la razón de que sean tan populares, es que por un lado son muy bonitas, muy espectaculares. Pero además en el caso del Cuerno de África se utilizaban en el pago que se hacía en los intercambios matrimoniales, cuando alguien quería casarse con una mujer, tenía que entregarle a la familia una serie de bienes que incluían una serie de cabras, de animales… y también brazaletes. Una tradición que ha pervivido durante mucho tiempo”.

Otro de los yacimientos encontrados por el equipo es el de Xiis dónde también existen huellas de antiguos navegantes. En su inmensa playa se extienden más de 300 tumbas construidas por los pastores nómadas durante los primeros tres siglos de nuestra era.

“Fue una de los puntos de comercio más importantes en el cuerno de África durante la antigüedad. Los materiales que han aparecido allí son espectaculares, equivalentes a los que se pueden encontrar en Egipto o en zonas del Mediterráneo en época romana. Estamos hablando de unas comunidades nómadas que tenían acceso a productos de altísima calidad, que venían de Italia, de la Siria romana, o de Alejandría y en este caso tenían acceso a estos productos muy lujosos gracias a una riqueza que había en la zona que era el incienso. Unos de los productos más deseados en la antigüedad y de la edad media… y eso explica que Somalilandia haya tenido esa historia tan diversa y con estos contactos tan intensos a larga distancia”.

Algunas de las tumbas halladas han proporcionado impresionantes colecciones de objetos importados. Entre ellos, un gran jarrón de cristal que, en su momento, contenía perfume. Este jarrón se fabricó en la Siria romana y fue depositado junto al cuerpo de una adolescente que posteriormente fue enterrada en Xiis.

¿Quién era esa joven?

“Era la tumba de una niña, de unos 8 o 9 años. Y bueno, creo que a veces tendemos a ver los restos del pasado simplemente como datos y hay que verlo como lo que son, parte de vidas humanas. Estamos hablando de una niña que murió con muy poca edad y que tiene un enterramiento muy cuidado, que demuestra mucho amor por parte de sus padres o los familiares que la enterraron. Estaba adornada con un collar de pasta vítrea, seguramente romano, tenía brazaletes y tobilleras de hierro y junto a la cabeza habían depositado un gran jarrón de cristal que seguramente contenía perfume y que provenía de Siria. El hecho de que a esta niña la enterraran con un jarrón de perfume de siria, claramente un objeto lujoso que no estaba al alcance de todo el mundo, demuestra que provenía de una familia de cierto estatus”.

El jarrón hallado junto a la niña se encontraba en perfecto estado.

“El estado de preservación de la jarra era excepcional, la podríamos poner en un museo ahora mismo, la pudimos recoger completa y está esperando para que se restaure. Estaba todo tal y como lo dejaron allí, ¿no? Fue excepcional”.

Así cómo los nómadas estaban muy limitados por los monzones, ya que estos determinaban cuándo podían comerciar. El tiempo, el viento, también influyó (y mucho) a los arqueólogos a la hora de trabajar. Y lo hizo para bien, porque les permitió hallar con yacimientos y materiales de una manera más rápida.

Seguimos en la costa de Somalilandia. Desplacémonos hasta el yacimiento de Bandar Abbas.

Los investigadores calculan que fue frecuentado durante un tiempo breve, hacia el siglo XI o XII.

Cuando los arqueólogos del INCIPIT visitaron el yacimiento por primera vez pensaron que era una feria de playa más. Pero, y volviendo a la climatología, para su sorpresa se dieron cuenta de que el viento y la lluvia habían excavado los restos dejando todo el material expuesto de una manera muy nítida.

“El yacimiento de Bandar… estaba como la mayor parte de los yacimientos cubiertos, con tierra lo que pasa que el viento movió las dunas y expusieron el yacimiento. Cuando llegamos allí, en enero del 2020, nos encontramos todos los restos en la superficie como si alguien los hubiera excavado, estaba todo perfectamente expuesto. Entonces esto para un arqueólogo es maravilloso, primero porque le ahorra a uno el trabajo de tener que excavar, y después porque está todo expuesto en superficie, en una superficie muy grande Si nosotros hubiéramos que excavar todo esto nos habría llevado años, a lo mejor 20 años”.

A la vista quedaron hogares de arcilla, vasijas completas, montones de huesos troceados y quemados, recipientes de almacenaje rotos allí dónde quedaron abandonados, incluso una cabaña construida con huesos de camello. Todo este material les pareció a los arqueólogos de repente… cómo por arte de magia. Y, rápidamente entendieron que les venía un pico de trabajo...

“Lo agradecemos, pero al mismo tiempo es un agobio, porque teníamos que documentar en muy poco tiempo un yacimiento muy grande, lo que nos habría llevado semanas o incluso meses, allí no tuvimos que hacer en 3 días”.

De hecho, Jorge cuenta que investigar en Somalilandia puede saturar a más de uno…

“Porque hay tal cantidad de yacimientos, todos ellos sin estudiar, de una importancia brutal. Ha habido campañas en las que cada día encontramos un yacimiento, y cada uno de ellos era importante. Entonces ahora mismo ten en cuenta que somos el único equipo trabajando en Somalilandia. Es un país en el que se ha hecho muy poquito en los últimos 20 años. Tenemos todo por hacer y todo es nuevo… Entonces, podríamos decir que somos unos privilegiados trabajando allí. El nivel de yacimientos, la calidad de los materiales, el origen de los materiales… el impacto de tener una pieza que se hizo en Tailandia o en Myanmar hace 500 años y la encuentras en una playa o dentro de una habitación, es impactante, sí”.

A pesar de la acumulación de material que, cómo nos contaba ahora Jorge, puede llegar a saturar, e incluso de las largas jornadas de trabajo, los investigadores aseguran que encontrar objetos de tanto valor tiene su recompensa.

Jorge comparte con nosotros la sensación de intimidad, de recogimiento, al hallar un material con tanta historia.

“Recuerdo que estábamos prospectando y cuando imagínate ese impacto, estás en medio de la nada, en medio de tumbas e ir andando y de repente decir esto se fabricó en Nápoles o en Roma y lo tienes delante de ti. Es una sensación muy rara porque son yacimientos en los que quizá no ha trabajado nadie, y normalmente estás muy solo, es una sensación muy íntima, de encontrar esa pieza y solo o puedes comentar con tu compañero. Es una sensación maravillosa”.

Un momento de soledad, que no puedes compartir con nadie…

“El encuentro con el pasado es muy personal, estás allí, de repente lo encuentras y no puedes colgarlo a instagram, no puedes llamar a los amigos… estás tú solo en ese descubrimiento y esto hace que quizá lo disfrutes mucho más no? Esta especie de intimidad… con el pasado y con tu trabajo también, ¿no?

El proyecto del INCIPIT en Somalilandia continuará durante los próximos años. El equipo seguirá explorando esos contactos comerciales que conformaron las culturas del Cuerno de África y que aún hoy día son parte de su esencia. Persistirán en la búsqueda de objetos históricos procedentes de todo el mundo que hace miles de años se intercambiaron y comercializaron en la costa de Somalia.

Como siempre decimos… a fin de cuentas, conocer nuestro pasado es conocernos mejor en el presente.

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