La historia de la botella de anís que cambió para siempre los villancicos en España

2022-08-12 10:20:54 By : Mr. Owen Wu

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Parece un frasco de perfume y en cierto modo lo es. Una botella de cristal, con un relieve cruzado que dibuja rombos, y que contiene uno de los destilados más fragantes: Anís del Mono . Ese vidrio adiamantado, que encierra su propia historia –una romántica, en concreto–, la convirtió en un instrumento musical idiófono que cambió para siempre las navidades en España. Frotada con cualquier otro objeto duro tiene la propiedad de resonar, como lo hace por ejemplo un güiro. Villancicos como el popular ' Hacia Belén va una burra ' cuyo «rin, rin» suena inevitablemente en la memoria colectiva con ese raspado peculiar del cristal y el metal –generalmente una cucharilla–.

Vicente Bosch , el industrial catalán que fundó esta fábrica en Badalona, se inspiró en un frasco de perfume para la icónica botella –de la que esta casa se arroga la idea original «copiada posteriormente por el resto de marcas de anís»– cuando buscaba un regalo especial para su mujer en la plaza Vendôme de París. Así lo cuentan aún a los visitantes que acoge esta joya industrial, en cuyo interior se encuentra un verdadero museo del anís. Sus ocho alambiques de cobre , originales de 1870 son, en sí mismos, un legado de incalculable valor para los responsables desde 1973, la familia Osborne . No menos importante es el archivo histórico que se conserva, con el tesón de la receta que no ha variado en 150 años, y que tiene en la matalahúva y el agua purificada sus ingredientes principales.

La marca catalana cumplió el año pasado su 150 aniversario –que ha conmemorado este año con una edición de una botella que bien podría ser una evolución de ese instrumento idiófono– y trabaja en difundir las posibilidades gastronómicas de esta bebida. Un trago asociado por prejuicios a las personas mayores que, sin embargo, tiene para chefs como Miquel Antoja aplicaciones culinarias y armonías que rompen con ellos.

Desde la repostería, en la que su uso se considera tradicional en masas fritas y cremas, hasta la cocina salada en la que el cocinero busca contrapuntos con el sabor esencial de la matalahúva . Desde unas croquetas de pollo rustido a una 'focaccia' de jamón ibérico, pasando por foie o pescados grasos como el salmón. «El sabor diferencial que aporta es espectacular», asegura. «He crecido con Anís del Mono desde siempre y por eso, para mí siempre ha sido muy natural introducirlo en mis recetas», añade el chef, natal de Badalona.

El anís, con una presencia realmente discreta en la mixología, ha crecido sin embargo en el canal de la alimentación. Así lo aseguran a ABC sus responsables. «Desde el inicio del confinamiento en 2020 y hasta ahora, nuestras ventas incrementaron un 28% en el canal de alimentación», explican sobre el inusual tirón de las cuatro variedades que fabrican: dulce, seco, carajillo y crema.

La receta original de Anís del Mono se ha recuperado para la mencionada edición especial –de la que solo se elaboraron 3.000 botellas y de la que no quedan existencias– y sigue los cánones de los hermanos Bosch: una selección exclusiva de grana de anís matalahúva, con una posterior doble destilación en los alambiques de cobre originales de 1870 para purificar al máximo los aceites esenciales obtenidos. Son la base del anís, que completan en su elaboración un porcentaje secreto de jarabe de azúcar y alcohol.

La botella de Anís del Mono encierra una serie de anécdotas que forman parte de la historia de la marca, nacida a finales del siglo XIX. ¿Por qué un mono? El fundador de esta casa, Vicente Bosch, acabó bautizando a la marca así tras recibir un mono como regalo durante una negociación comercial. El simpático simio inspiró la etiqueta de este anís con más curiosidades aún. La imprenta francesa a la que el industrial catalán pidió que realizase la etiqueta cometió un error tipográfico: 'destillación' en lugar de 'destilación'. No menos sorprendente fue el guiño que el creador de esta marca hizo a Charles Darwin y al debate social existente en aquella época sobre la teoría de la evolución poniendo el rostro del naturalista ingles al mono de la etiqueta. La forma en la que Bosch logró atraer a sus clientes es un caso digno de estudio por el cuidado que el empresario puso en generar una imagen de marca. Entre otros hitos, Anís del Mono presume de haber sido el primer cartel luminoso de la Puerta del Sol, de haber tenido por cartelista al pintor Ramón Casas y, asimismo, de haber servido de inspiración a Juan Gris o Pablo Picasso, entre otros artistas.

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