Los mejores vinos de 2021

2022-08-12 10:21:41 By : Ms. Emma Liao

Esquire participa en varios programas de afiliación de marketing, lo que significa que Esquire recibe comisiones de las compras hechas a través de los links a sitios de los vendedores.

Blancos, tintos, españoles, extranjeros... de todos los vinos que hemos probado en 2021 (y créenos que han sido muchos) estos son los que más nos han gustado.

Esquirers, universo en general, estáis de enhorabuena porque llega la primera parte de mi ya mítica selección de los mejores vinos del año. Una selección que se ha convertido en el gran eje de influencia del mercado del vino mundial, los elaboradores que aquí aparezcan verán sus vidas resueltas ya que, sobre todo, los países del sudeste asiático, Estados Unidos y Brasil, grandes potencias en cuanto a compra de vino, están más que pendientes de lo que yo aquí indique.

Sí, es normal que te hayas puesto nervioso. Yo también lo estaría.

Eso sí, antes de seguir, hay que hacer una serie de matizaciones para que ni mi Instagram (@colectivodecantado) ni el de Esquire (@esquirees) se llenen de comentarios, en su mayoría prescindibles, indicando que ellos hubieran elegido otros, o que me falta este o aquel productor o un hervor.

Para estar incluido en la siguiente relación del gran “25 Best” del vino, la referencia elegida ha de estar, actualmente, a la venta. Debe ser posible adquirir una botella con una simple búsqueda en Google. Este precepto ha eliminado unicornios, esos vinos que no vas a poder comprar, como Viña Tondonia Blanco, Emilio Rojo, Remelluri Yjar, los vinos de Eloi Cedo, Weingut Keller o el Vidonia caro (Vidonia V.P se llama) entre muchos otros.

Otra regla, obvia pero no quiero dejar de mencionarla, es que deben ser vinos que yo haya probado en 2021.

Y la última es que el orden del mismo solo obedece al precio, resultando que los más baratos son los primeros en aparecer y los más caros los últimos, es decir, no están organizados por la calidad que haya podido percibir mi organismo (que os recuerdo es un Stradivarius de la cata, un Richard Mille de la captación de matices).

Por si esto os confunde, os oriento indicándoos que lo normal es que los vinos más caros estén mas buenos que los vinos más baratos. Aunque de ponerme a prelacionarlos no sería tan así, pero bueno, que los siguientes vinos están acojonantes.

1. Bodega Can´ Leandro, Pampolut, 2019, DO Valencia. 10,50 euros.

Uno de mis descubrimientos del año.

Estaba yo en el salón de la Guía Peñin y me llamó la atención uno de los tenderetes en los que identificaban a la bodega con el nombre de Shukhrat Khakimov.

Dada mi naturaleza curiosa, me acerqué a probar sus vinos resultando que Shukhrat es el nombre de un ser humano nativo de de Kazajistán (país con vinos muy interesantes), que, a su vez, estaba acompañado de otro ser humano, valenciano, con el que colabora. Pude catar su proyecto a base de vinos naturales valencianos, todos de muy buen nivel.

Pues ya me iba a ir, bastante impresionado, y en esas me dan a probar este vino blanco, de la bodega del compi de Shukhrat, a base de Merseguera parcelaria de Ontinyent al que rindo pleitesía hoy aquí como mejor vino de menos de 15 euros de 2021.

Por cierto, Shukhrat, en lo relativo a sus propios vinos, me dijo que aún no tiene distribuidor en España. Espero que eso se solucione al poco de que alguien metido en estos temas lea esto.

2. Barco del Corneta, 2018, VT Castilla y León. 16,90 euros.

En lo mejor del año no podía faltar la bodega que homenajea a la Verdeja llevándola a un nivel nunca visto. Este 2018 además puede ser una de sus mejores añadas. Desde luego mi favorita.

Por cierto, ya aprovecho para recomendaros la trilogía del Cornetto, una serie de películas escritas por Edgar Wright y Simon Pegg que son perfectas para verlas mientras te aprietas un Barco del Corneta.

Maridaje fónico. Toma ya.

3. Bodegas Luís Pérez, La Escribana, 2020, Vino blanco de Cádiz. 17,90 euros.

Ahora que tan en boga están los vinos blancos del marco de Jerez sin adición de alcohol, dado que van a ser parte de los vinos reconocidos por la DO Jerez siempre que mantengan 15º de alcohol. Toca ponerse a la vanguardia para cuando amparen los vinos blancos “normales”, allí llamados “vinos de pasto”, y ya nos pille con los deberes hechos pudiendo decir eso de que tú ya llevabas años bebiendo estos vinotes.

Nada mejor que esta Palomino Fino del elaborador de culto y catedrático de jerecismos D. Luís Pérez. El mejor. Y por eso está con los mejores.

4. Nanclares y Prieto. A Senda Vermella, 2019, Vino sin DO pero gallego. 19,90 euros.

Este dúo de albariñadores de nivelazo rompen stock de todos sus vinos blancos dado que son de lo mejor que hay por la zona si no los mejores. Pero yo, un poco por ir de guay un poco por no ser obvio, me quedo con su tinto de fresqueo contundente a base Mencía y Caiño Tinto que es para beber por litros.

No marida bien con el marisco, pero es que el marisco está altamente sobrevalorado.

Sin embargo, con una tortilla de Betanzos te queda una armonía, que dirían los flipados, que te arregla la mañana porque sí: es un tinto muy para aperitivear. Letal en eso.

5. Casa Ferreirinha, Callabriga, 2019, Douro, Portugal. 20,45 euros.

Lo de esta bodega portuguesa es llamativo dado que hace tiempo que perdí la cuenta de cuantas referencias componen su gama y cuanta producción realizan de cada una.

Da igual porque esta gente no hace un vino malo, al menos yo no lo conozco, desde el Esteva de algo más de 5 euros al legendario Barca Velha de 500 euros todo lo que hay en medio es de lo mejor que os vais a encontrar en su segmento de precio.

Me he quedado con Callabriga por no estresar mucho vuestro bolsillo, si os gusta este ya podréis escalar cumbres mayores. Total, todos sus tintos tienen un corte parecido, en el sentido de que son mucho más frescos de lo que se podría pensar.

Más adictivo que los Reels esos de Instagram de gente bailando y haciendo el gilipollas.

La de tiempo que pierdo con eso. Qué pena de vida. Mi vida.

6. Forjas del Salnés, Goliardo Caiño Tinto, 2017, DO. Rías Baixas. 24,90 euros.

Otro vino gallego, en este caso sí DO Rías Baixas, tinto. Ejemplo de vino que entra con una facilidad pasmosa y también ejemplo de elaborador que elijas lo que elijas de todo lo que hace, no fallas.

Más fiable que la gravedad.

Con esta elección rompo dos mitos. El primero es aquel que dice que los vinos húngaros solo son buenos si son dulces. Pues no, este es seco y borde.

El otro es que un vino de una parcela es mejor que uno de varios viñedos. Pues tampoco. De Szepsy hay, que yo sepa, tres vinos de viñedo singular, y todos, o yo he tenido muy mala suerte o son inferiores al “genérico”.

Además, con un poquito de guarda, petrolea (esto lo decimos cuando aparecen aromas a hidrocarburo), circunstancia que al wineloverismo nos encanta.

8. Suertes del Marqués, Cruz Santa, 2019, DO Valle de la Orotava. 29,75 euros.

Ya he explicado en la introducción que se que nadie se lee, de otra manera no se explican ciertas marcianadas en forma de comentario, que solo he incluido botellas que se puedan comprar (de hecho Esquire os deja hasta el enlace y todo). Ello ha excluido al unicornio instantáneo que ha sido la irrupción del “blanco caro” de esta bodega: Vidonia V.P. a 60 euros la pieza y del que han lanzado solo 1.290 botellas.

Mucho más accesible resulta mi tinto volcánico favorito. Vijariego Negro de estructura y frutosidad impecable. Muy drinkable.

9. Marcel Lapierre, 2019, Morgon, Beaujolais. 31,74 euros.

Bueno, Marcel murió el 11 de octubre de 2010 pero yo sigo llamando así a sus vinos, con su nombre, que tan bien están continuando sus hijos Mathieu y Camille.

Pioneros en esto del vino natural, hay que decir que no se notan que son vinos naturales pero sí notas la explosión de frutos rojos en la boca junto con la suavidad de su acidez y tanino. Referencia icónica.

También me han dicho que las fiestas que montan estos dos hermanos en la bodega son de las mejores de toda Francia, por lo que insto a los esquirers a que si alguno tiene contacto con esta gente les hable de mi para que me inviten a la siguiente. Tengo pasaporte COVID y todo lo demás en regla.

10. Verónica Ortega, Cobrana, 2019, DO Bierzo. 32,70 euros.

Me está quedando un inicio de ranking de lo más amable ya que todos los vinos hasta ahora están cortados por el mismo patrón: frescos, definidos, frutales, en definitiva, para pillártela sin que te des cuenta. Todo muy peligroso pero muy divertido.

Cobrana, en ese sentido, es más de lo ya relatado. Cómprate dos botellas que con una no da. Es algo famosísimo en los círculos winelover: con una botella de Cobrana no da. Mínimo dos, lo suyo seis. Así es.

11. Cortijo los Aguilares, Pinot Noir, 2019, DO Sierras de Málaga. 33,50 euros.

Estoy seguro de que al irnos hasta Ronda ya estabais pensando que, por fin, iba hacia tintos más raciales y más teniendo en cuenta que estamos ante una de las sedes de ese pedazo de tío que es Fran Rivera.

Pues nanay, no se si a nuestro tertuliano, politólogo, escritor, intelectual, gintonic lover, auténtico hombre del Rinascita, amante de una buena sobremesa y de arreglar España, su España, le gustaría este vino que este año es algo más delgado de lo que yo recuerdo añadas precedentes, lo que hace que a mí me guste, aun, mucho más.

Mi misión cuando vuelva de visita a Cortijo los Aguilares es darle un toque a Fran (son vecinos) e invitarle a una botellita a ver que le parece. Las risas están aseguradas, el vinazo también.

12. Itsasmendi, Artizar, 2017, DO Bizkaiko Txakolina. 34,99 euros.

Artizar en vasco significa Venus, pero no en su forma de diosa del amor, belleza y alegrías varias. Esta Venus se refiere al planeta, el primero que se vislumbra al anochecer y la última luz que se desvanece al amanecer. Muy evocador todo.

Luego, en castellano, tiene otra acepción que es “hacer algo con arte”. Esta es menos metafórica, pero le va más al que para mí es el mejor Txakolí del mercado. También nos sirve para recordar que hay atlanticismo fuera de Galicia.

Y si os hacéis con un 2013, el cual viene envuelto en un papel que contiene un texto lisérgico escrito por mí, vuestra winestar favorita, mucho mejor.

13. Palliser Estate, Pinot Noir, 2015, Martinborough, Nueva Zelanda. 36,50 euros.

Tiramos para Nueva Zelanda a una de las mejores Pinot Noir de tapón de rosca que vais a poder beber. Con esta bodega yo tengo un cachondeo y es que una vez conocí a un distribuidor de vinos del nuevo mundo que estaba tan entusiasmado con Palliser que a poco que viniera a cuento (o no) la mencionaba.

Pronunciaba más Palliser que cualquier verbo, no había sintagma verbal sin su buen Palliser. Ahora lo entiendo.

14. Bodegas Primitivo Collantes, Socaire Oxidativo, 2015, VT Cádiz. 36,90 euros.

Nuestros lectores tienen que saber que uno de los movimientos vínicos más fake ever es aquel que dice que los vinos del marco de Jerez están de moda. Eso, sencillamente, no pasa, ni está pasando, ni va a pasar. Otra cosa es que el ya winelover lo esté consumiendo más. Esto puede suponer vender 20 cajas extra al año. Y lo mismo exagero.

Pero sí hay un tipo de vino blanco, como el anterior de Luis Pérez, sin encabezar, por debajo de los 15º de alcohol, que sí que están agitando el panorama. Enganchan más que el crack.

De todos estos nuestro favorito es Socaire, por lo que con él hemos bautizado a este misticismo: el socairismo. Resultando que hay dos Socaires, el normal, y este llamado Oxidativo con mayor tiempo de crianza y de botella. Por eso la última añada a la venta es este espectacular 2015.

Me autoproclamo profeta del socairismo. No nos mires. Únete.

15. Algueira, Brancellao, 2015, DO Ribeira Sacra. 37 euros.

Otro productor que lo normal es que esté en mis selecciones de lo mejor del año porque es de mis bodegas favoritas. Esta vez os recomiendo este monovarietal de Brancellao que, por ser una uva, así, menos vista que, por ejemplo, otras de la región como la Mencía pues ya vas por ahí llamando la atención en cuanto subas su foto a Instagram.

Porque otra característica que tienen todos los vinos de este texto es que son muy instagrameables. 100 likes garantizados.

16. Pardas, Aspriu, Xarel.lo, 2013, DO Penedés. 39,05 euros.

La Xarel.lo, uva famosa por el vídeo en el que Dª Mª Teresa Campos la llama “Charel Diez” (ver youtube), también es una de las variedades más de moda en Catalunya y más reclamadas por el wineloverismo (como la Albillo Real en el centro, lo de las dos Españas), siendo la de esta bodega, en su top de gama, la mejor.

Sale un jabalí en la etiqueta y uno de sus responsables se llama Ramón. Ramón Pardas. Ya a nadie le ponen de nombre Ramón. Hay nombres que están en peligro de extinción, me parece que se habla muy poco de esto. Demasiado poco.

17. Cabanelas, Mencía, 2016, DO Bierzo. 39,90 euros.

La DO. Bierzo está repleta de proyectos interesantísimos, la concentración de gente que hace gran vino es llamativa, de entre todos ellos aquí saco a relucir la que quizá sea la mejor bodega desconocida de este país: Vinos Valtuille.

La prensa especializada no parece hacerles mucho caso, salvo yo, y su gama, en cada segmento de precio, es imbatible. Cabanelas, hasta donde yo sé, es su referencia más cara a partir de Mencía muy preconstitucional y es una maravilla. Además ellos son muy majetes.

18. Bodegas Bernabeleva, Garnacha de la Viña Bonita, 2017, DO Madrid. 39,95 euros.

Yo he ido a ver está viña y no es tan bonita, a ver, es una planta y, bueno, a mi el mundo vegetal tampoco es que me apasione. Sí que me gustan mucho los cactus la verdad, pero poco más.

Lo que sí os digo es que esta Garnacha es la mejor que yo he probado este año. Garnacha de la Viña Worlclass la hubiera llamado yo. Mucho mejor naming.

19. Descendientes de J. Palacios, Villa de Corullón, 2017, DO Bierzo. 44,75 euros.

Sigo en León, pero ahora con, quizá, la bodega más famosa de la región, una de las más importantes de este país y la que, realmente, ha impulsado la DO. Los tienen más baratos, los tienen mucho más caros, pero mi favorito es este. Auténtica clase mundial por menos de 50 euros.

Así es que no me seáis tiesos y compradlo. Hacedme el favor.

20. Emidio Pepe, 2018, Trebbiano d´Abruzzo. 46,61 euros.

Emidio Pepe es el típico nombre de cachondeo que simula ser italiano, al estilo del otro gran Emidio (Tucci) o Massimo Dutti. Como la leyenda esa que dice que en la primera parte de la Jungla de Cristal los terroristas hablan alemán u holandés de mentira. Nunca lo he verificado por miedo a que no sea verdad.

El caso es que Emidio Pepe sí existe (al menos aparece en Google Imágenes con una gorrilla) y hace vinos espectaculares como este blanco a base de Trebbiano. De lo mejor de mi año.

21. Bodegas Menade, Adorado, VT Castilla y León. 49,95 euros.

Uno de los vinos que mas se parecen a los amontillados jerezanos sin ser él nada de eso. Un Dorado es un tipo de vino vallisoletano de tradición ancestral, ya era el vino de la Corte en la época de los Reyes Católicos, que se elabora a partir de Verdeja y Palomino.

Adorado es velo de flor, adición de alcohol, sistema de criaderas y soleras (la más antigua de 1967) en las que la oxidación sometida por su crianza le vuelve, eso, dorado. También lo llaman estilo “rancio” pero eso aquí es bueno, muy bueno.

A mi me pone los pelos de punta y ya sabéis que muy emocional no soy.

22. Ridge Vineyards, Lytton Springs, 2017, Dry Creek Valley, Sonoma, California. 50,95 euros.

Este sí que no me lo esperaba. Ridge es una bodega que tiene mucha gracia porque en sus etiquetas indican los ingredientes que tiene el vino siendo uno de ellos la “water addition”, algo permitido en California pero del todo ilegal en España. Aunque hacerse me consta que se hace.

Echar agua al vino sirve para rebajar tanino y grado dejando un tinto más ligero y actual, pero también se puede considerar una técnica que traiciona el concepto terroir ya que, vamos a decir, lo estás tuneando.

A mí me da igual lo que hagan mientras no me dejen ciego y esté bueno, pero sí que es cierto que puede que muchos de estos elaboradores que van de embotellar paisajes lo estén embotellando también con su agua lo cual es algo fake además de ser, insisto, ilegal.

Pero bueno, Ridge lo especifica y este tinto está perfecto. Bien por ellos.

23. Falcoeira, A Capilla, 2016, DO Valdeorras. 56,05 euros.

Telmo Rodriguez, el firmante de este vino, tiene marcas más llamativas y caras como, por ejemplo, Las Beatas en DOCa Rioja, pero de su extensa gama yo me quedo con este ensamblaje de tintas gallegas que recuerda muchísimo a una Syrah de Cornas algo que lo digo como todo un cumplido. Y que pelazo tiene este señor.

24. Sadie Family Wines, Pofadder 2018, Swartland, Sudáfrica. 57,17 euros.

Si hay una bodega de culto en Sudáfrica esa es Sadie Family. De fama internacional esta gente es que no hace un vino malo. Pofadder es un monovarietal de Cinsault con historia dramática ya que se llama así por la víbora Puff Adder (Bitis Arietans) que mató a un trabajador de esta viña allá por 1940.

Yo es que no se cómo la gente vive en estos países de fauna letal. Con lo bien que se está en mi casa, que lo máximo que me ha pasado es darme con la pata de la mesa. Y ya eso duele.

25. Ceritas, Marena, Chardonnay, 2017, Sonoma, California. 61,45 euros.

Y acabo esta primera parte, que no deja de ser la parte tiesos friendly, con una Chardonnay de California que me ha quitado, a estas alturas, un prejuicio que tenia con los blancos de estas latitudes.

Al tener como referentes a Kistler, y similares, yo me pensaba que, aun teniendo mucha clase, estos vinos estaban muy maderizados, que castoreaban. Pues este nada de eso, de hecho es muy confundible, si lo bebéis a ciegas, con un Chablis de los potentes.

Un Chardonnay de lo más fino, mineral, elegante y concentrado. Tan sutil que no parece estadounidense. Pues eso, que lo dejamos en cliffhanger esquirers.

26. Gramona, Celler Batlle, 2010, Vino Espumoso, Corpinnat. 63,15 euros.

Y vamos con mi espumoso patrio favorito en una de sus mejores añadas. Quizá, de las recientes, mi favorita.

Eso sí, fijaros bien en que en la etiqueta pone Corpinnat. No es Cava, lo digo porque no vayáis diciendo por ahí que os estáis bebiendo un Cava.

Tiene burbujas, muchas y muy finas, y es catalán, pero no es DO Cava.

Tampoco champán. Me resulta desolador tener que aclarar estas cosas, bajar tanto el nivel, pero es que así están las cosas.

Y así os las estoy matizando

27 . Cascina Delle Rose, Tre Stelle, 2017, Barbaresco, Italia. 64,95 euros.

La gente muy flipada de los vinos piamonteses siempre está con la región de Barolo a vueltas y, casi siempre, ignoran un poco a otra región cercana, también con la uva Nebbiolo como solista, llamada Barbaresco igual o más graciosa que la anterior.

Este no se os va mucho de precio y está atómico.

Consejo: cuando veáis por ahí cualquier vino de Cascina Delle Rose, llama la atención por la composición zoológica de su etiqueta, arramplad con él. Desde los baratos (los tiene de menos de 20 euros) a los más caros, toda su gama es magnífica.

Venga a por el siguiente.

28. Biondi Santi, 2018, Brunello di Montalcino, Italia. 68,43 euros.

Puede que la otra gran región roja de Italia sea la Toscana y allí destacan los tintazos de Montalcino en donde esta bodega, que ya va por la sexta y séptima generación, fue pionera en apostar por vinos con pretensiones de guarda, wineloverismos y demás postureos pre Instagram.

Pues eso, Sangiovese que garantiza 100 likes.

A menos de 1 euro el like. Un regalo.

29. Boekenhoutskloof, Syrah, 2016, Swartland, Sudáfrica. 76,10 euros.

Creo que es fácil de comprender que a este vino nadie, al menos hispano parlante, le llame por su nombre.

De tal manera que, al tener una etiqueta tan curiosa, en los círculos winelover se le denomina “el de las sillas”. Siete en concreto.

El caso es que “el de las sillas” es un vinote.

Yo si tuviera una tienda regalaría la botella al que lo pronunciara del tirón. También echaría a patadones a todo aquel que me pidiera una referencia que yo considerara vulgar.

Y por todas estas cosas, desgraciadamente, no tengo, ni tendré, una tienda.

30. Victoria Ordoñez, Martí Aguilar, 2016, DO Sierras de Málaga. 76,45 euros.

Lo de Málaga es llamativo en todos los aspectos. Estamos ante una provincia con una escena cultural, artística y gastronómica de lo más atractiva.

En esto del vino no desentonan, al contrario, su catálogo no para de crecer, cada vez hay más proyectos interesantes y, para los cuatro gatos que son, es reconfortante ver, hasta donde yo sé, lo bien que se llevan todos los productores y el espectacular trabajo que están haciendo.

Mi último descubrimiento es un tinto de clase mundial, pepino total, y todo en su añada fundacional (atención al no techo que puede tener esta etiqueta).

Petit Verdot, Syrah y Tempranillo funcionando a topazo.

31. Château Suduiraut, 2009, AOC Sauternes, Burdeos. 88,12 euros.

Primer vino dulce de todo el listado, ya os avanzo que no será el último, de uno de los Sauternes estratosféricos más desconocidos.

La wineloverada de Instagram siempre está con Yquem o Climens, pero Suduiraut por precio y por la propia evolución del líquido con el paso del tiempo, es el que suelo recomendar. No necesita una guarda bíblica para desarrollar una gran complejidad. Por eso es mi opción favorita.

Aunque sean casi 100 euros, es la opción tiesa que mejor resulta.

32. Domaine de la Janasse, Vieilles Vignes, 2017, Châteauneuf du Pape, Francia. 92,95 euros.

Esta gente, famosa por su dominio de la Garnacha del sur del Ródano, no se queda nada atrás, más bien al contrario, cuando la mezcla con otras uvas como es en el caso que nos ocupa junto a la Syrah y Monastrell.

Tinto mediterráneo de una sabrosura, nitidez y frescura que yo solo veo en esta bodega.

Dominan los vinos “delgados”. Qué bien le vendría a media España que esta gente les hiciera de entrenador personal, unos para quedarse mas fit y otros para coger algo de consistencia.

El equilibrio es territorio conquistado por Domaine de la Janasse.

33. Juve & Camps, Finca La Siberia, 2012, Gran Reserva, Brut Nature, DO Cava. 99,90 euros.

No solo Champagne puede alcanzar, y superar, la psicológica cifra de los 100 euros.

Esta recomendación se queda a las puertas, pero porque en este enlace anda bien de precio ya que en otras tiendas sí lo supera.

Su afrancesamiento no solo está en eso ya que solo contiene Pinot Noir de un paraje con un microclima anormalmente frío para la región, de ahí su apelativo siberiano.

Por cierto, hay una autobiografía de un tal Nikolái Lilin llamada “Educación Siberiana” que recomiendo leer.

Ya que pasaba por aquí… maridaje literario.

34. Domaine Dagueneau, Pur Sang, 2018, Pouilly Fumé, Loira. 106,92 euros.

La Sauvignon Blanc en el mundo es como la Verdeja en España.

La inmensa mayoría son horrendas, pero la que sale buena impacta.

Domaine Dagueneau con referencias canónicas como “Silex” o este “Pur Sang” ridiculiza a todos los que hacen de esta variedad una mezcolanza de esparragueo, sudor y fruta tropical.

Como hace Gavi con la mayoría de la plantilla del F.C. Barcelona.

35. Rioja Alta, Gran Reserva, 890, 2005, DOCa Rioja. 169,95 euros.

Vino patrimonio UNESCO de un estilo, y hacer, a un nivel que es difícil de ver por ahí.

El top de gama de Rioja Alta ya casi totalmente agotado y a la espera de una nueva añada (mi apuesta es que saltan al 2010), es un ejemplo de lo que es Rioja clásica y de lo que debe seguir siendo (otra cosa es que te salga).

De los mejores vinos del mundo. Suena supremacista, pero me pongo muy dogmático con esta etiqueta.

36. Bodegas Artadi, El Carretil, 2017, vino sin DO. 189,50 euros.

Otra bodega que siempre estará en cualquier selección, de la que yo sea responsable, con lo mejor del año.

Los tienen mucho más baratos, y alguno, mitiquísimo, más caro, pero en 2021 de entre todos los Artadis que nos hemos metido para el cuerpo, muchos, nos quedamos con este que no es tan conocido como Viña el Pisón pero que no tiene nada que envidiarle.

Y la 2018 no veáis como viene…

Id ahorrando o, mejor, vended el coche que solo os da disgustos, es un vertedero de dinero, contamina y nunca tenéis donde aparcarlo.

Así, también, vais a tener para el siguiente (digo yo).

37. Louis Roederer, Cristal, 2013, Champagne. 204,07 euros.

Vamos con una referencia que ha trascendido a la cultura vínica siendo parte ya del acervo cultural popular, a poco que te guste el hip-hop y sus variantes, o aun te acuerdes de la última historia de la película “Four Rooms” en la que para mí se hace la mayor oda que ha hecho el cine a un vino. A este Champagne.

También todo este fenómeno ha provocado su banalización y que el wineloverismo, por aquello de distanciarse de rusos y raperos, no lo tenga muy en cuenta y, dado su coste, prefiera caer en elaboradores con más culto.

A mí me pasa. Pasaba.

Pues por cosas de la vida probé este 2013 y os digo que estamos ante un espumoso impactante. Para mi perfecto.

Auténtica cumbre de estilo. Champagne total.

38. Quinta do Vale Meao, 2017, Douro. 214 euros.

Dourazo con nombre generador de chistes malos entre la gente con múltiples retrasos madurativos.

Una referencia que cada año es más cara y en mercados secundarios está deviniendo prohibitiva.

Para que os hagáis una idea: la botella que yo compré, de este 2017, recién salida al mercado me costó 60 euros.

Sale cara la lluvia grana a poco que llegues tarde.

39. Remírez de Ganuza, Gran Reserva, 2005. DOCa Rioja. 227 euros.

Otro tinto que sale por un pico, pero, en este caso, estamos ante una añada mítica de la bodega.

La última cosecha a la venta de esta etiqueta es la 2012, lo que significa que en este 2005 ya nos vamos a encontrar un vino más afinado, complejo e integrado.

Y lo cumple. Yo lo pude comprobar en una comida en un restaurante en la que lo tenían muy bien de precio, una de estas quedadas de compromiso, que vas con pereza, pero que se te arreglan instantáneamente al cazar semejante morlaco.

Gran tarde fue esa y no lo vi venir.

40. Vall Llach, Más de la Rosa, 2019, DOQ Priorat. 233,26 euros.

Otra maravilla que me salió muy económica ya que fue una invitación de una amiga en una barbacoa en Ronda.

Lugar evocador donde los haya, buena compañía (además de muy generosa), carnaza a la brasa y la mejor Cariñena de este país.

41. Castillo Ygay, Gran Reserva Especial, 2010, DOCa. Rioja. 245,21 euros.

Bueno, esta referencia no es que en mercados secundarios de compraventa de vino haya doblado su precio, es que lo ha hecho la propia bodega.

Siempre ha sido una referencia de referencia (valga la redundancia) de su región y de este país, pero al haber sido elegido vino del año por la revista especializada Wine Spectator, todo se ha desmadrado.

Y eso que WS (que es como lo abreviamos los guays) no es tan influyente internacionalmente (pero ni mucho menos) como yo.

En cuanto se enteren de su aparición en Esquire de los 500 euros no baja.

42. Dominio de Atauta, La Roza, 2014, DO Ribera del Duero. 249,01 euros.

Tanto que al mundo no iniciado le gusta Ribera del Duero, aquí que os pongo el mejor Riberita que existe dentro de su concepto.

Bueno y fuera de cualquier concepto también, solo se me ocurre una excepción que vendrá después.

Que vista la poca oferta de ocio que observé en un viaje que hice por Soria y sus desolados municipios, tampoco me extraña que los residentes del valle de Atauta y alrededores dediquen toda su atención y talento a hacer maravillas como La Roza.

Si esta bodega estuviera en Miami sí tendría mucho mérito un vino de esta legendaria calidad, pero claro allí… que no llega ni Amazon… pues a ver si no en qué echas el tiempo.

43. Monte Real, Gran Reserva, 1964, DOCa Rioja. 275 euros.

Dentro de la wineloverada hay un subconjunto, no excluyente, de seres humanos cuya máxima afición es descorchar añadas muy preconstitucionales de los grandes vinos de la época.

Les vemos beber bodegas que eran de culto en esos años pero no en la actualidad. Y no en un sentido negativo, es que hemos normalizado su presencia, dado lo fácil que resulta acceder a comprarlos al estar por casi todas partes (grandes superficies, tiendas especializadas, aeropuertos… etc).

Ya sabéis que algo de gran consumo entre civiles genera rechazo en el winelover. Pero, en estas, va y surgen los oldielovers, hipsterizando el concepto, optando por estas marcas, pero de añadas míticas y antiguas.

Y aquí tienen razón, dado que, por ejemplo, este 1964 es una salvajada.

44. Dom Perignon, Rosé, Vintage 2006, Lady Gaga Edition, Champagne. 322,34 euros.

Al igual que con Louis Roederer “Cristal”, Dom Perignon ha trascendido a la cultura popular desde sus versiones más sofisticadas (no se en cuantas películas de James Bond aparece) a las más reggaetoneras (en donde se le llama DomPeri).

Pues resulta que la última en no perderse esta fiesta es la versátil cantante Lady Gaga, capaz de los looks mas estridentes, pero también de marcarse un concierto crooner con Tony Bennett.

Estamos ante un rosado muy vinoso, me explico, tira más a vino tranquilo que a la burbuja efervescente. Más Borgoña que Champagne en un packaging espectacular.

Si fuera una Lady Gaga sería la de “Ha Nacido una Estrella” y, desde luego, “Poker Face” no te deja.

Cuesta un dinero pero, al ser una colección cápsula de una Maison tan bestia, se va a especular con ella cosa fina. De hecho, ya la he visto en alguna tienda a 600 euros la pieza.

Si alguien me lo quiere regalar que me contacte en la cuenta de Instagram @colectivodecantado y yo se lo agradezco en persona si hace falta.

45. Simon Bize, Corton-Charlemagne, Grand Cru, 2013, Borgoña. 323,98 euros.

De este productor se ve menos fotito y culto en Instagram, teniéndolo, pero esta Chardonnay es de lo mejor de todo Borgoña.

Será porque tampoco hay mucha botella por ahí, aun así también da bien de likes.

Yo colgué una fotito de esto el día que me lo pimplé, un 6 de julio, y fueron 194 Me Gusta. No está mal.

46. Vega Sicilia, tinto “ÚNICO”, 2010, DO Ribera del Duero. 330,30 euros.

Bueno, yo soy vegasicílico declarado. Por tanto, entre los 50 mejores vinos del año, y entre los 10, siempre va a estar su etiqueta más conocida, “ÚNICO”, y más cuando estamos ante una añada hiperbólica.

Tiene tal descomunal potencial que lo mejor es guardarlo hasta 2030 o así. Abrirlo ahora es divertido y bien, pero para ver el tamaño de la bestia hay que esperar.

Como para ver ganar una nueva Champions al Barça.

Por algún devenir, sin duda anómalo, tengo que señalar que en 2021 he bebido mucho Sassicaia y de muchas añadas diferentes.

Pionero en eso de utilizar variedades foráneas en Italia, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, y fundador del movimiento llamado por los estadounidenses, tan flipados ellos, “Super Toscanos”.

Lo que también tiene este 1997 es super precio, pero es que es la añada que más me ha gustado (junto a la 1996).

Así están las cosas y así que os las cuento.

48. Maison Krug, Les Créations, 2008, Champagne, 656,43 euros.

Krug es la mejor casa de Champagne que existe.

Los tienen de la mitad y de un tercio de este precio, pero ya que recomendar es gratis y estamos en la fase final de mega vinos pues he decidido no cortarme ni con el cristal.

Así es que si os apetecen burbujas y tenéis lo que cuesta, a alguien dispuesto a invitaros, o mancomunarlo, no lo dudéis.

Si total, mañana todos estaremos muertos.

49. Penfolds, Grange, Bin 95, Shiraz, 2014, South Australia. 687,13 euros.

Para que veáis que no pierdo el espíritu crítico, ni en una selección de la excelencia, lo primero que voy a dejar claro es que esta botella no está a la altura de los 700 euros que cuesta. Aun así, aunque no por mucho, sí le da para estar entre los 50 mejores vinos que yo he bebido en 2021.

Es un gran vino, pero (ahora viene el comentario más utilizado cuando un grupo de gente prueba botellas mileuristas): no es para tanto.

Lo que pasa es que aquí sí que no lo es.

Eso sí, si os sobran los euros o, por lo que sea, os sale gratis… palante.

50. Château Lafite Rothschild, 2005, Pauillac. 918,38 euros (botella con etiqueta muy dañada).

Es muy tópico, y me da un poco de apuro ser tan obvio, pero el mejor vino tinto que yo he probado este año es también el más caro.

No os hacía falta llegar hasta aquí para saber que un Lafite Rothschild está en la cúspide absoluta de este tipo de vinos.

Ya lo siento… pero qué rico estaba.

51. Bodegas Tío Pepe, León XIII, 1878, DO Jerez. 1.800 euros.

Aquel que lea esto debe saber que, si te bebes un vino de 1878 y no te parece el mejor de tu año, o tienes una vida muy potente o no tienes corazón, eres un muerto en vida y no mereces ni leer esto.

El caso es que en septiembre de este año pude probar el que es el mejor vino dulce de lo que llevo de existencia. Una Pedro Ximénez del año que fue nombrado Papa, León XIII, el antes conocido como Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci, de ahí el nombre del vino cuya vocación fue conmemorar esta efeméride.

Es difícil de explicar lo bueno que está. Ya os digo que no hay que ponerse las gafas de pasta o ser ningún iniciado para comprenderlo, sabe a todo, todo el rato.

Pues ya está, ya llegó, aquí pongo el punto final a la selección vínica del año.

Os deseo un feliz 2022 repleto de vinotes y libre de mortalidad.

Os perdono. A casi todos.