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Una fragancia floral empolvada que se creó, nada más y nada menos, que en 1800. Su creador, un menorquín. Su fama: fue el perfume que la reina Isabel II llevó el día de su boda.

Con la muerte de la reina Isabel II, ahora cualquier detalle de su vida se convierte ya en leyenda. Trascienden ahora los detalles más sorprendentes: desde el famoso sandwich que siempre llevaba en su bolso a la pasión por sus perros, todos descendientes del primero que tuvo. Y entre otros detalles, trasciende también su perfume, que es donde paramos hoy para profundizar más en la fragancia que la ya mítica reina llevó el día de su boda.

Se llama White Rose y se trata de una fragancia floral con toques empolvados, obra de la casa Floris. Firma que, por cierto, es curiosa por varios detalles.

El primero, que es la única casa perfumista que tiene un sello real, un Royal Warrant, es decir, una autorización oficial como proveedor de la Casa Real de Inglaterra gracias a la pasión que la reina Isabel tenía por sus perfumes. También el nuevo Rey, Carlos III, antiguo Príncipe de Gales, es fan de la marca.

Y segundo detalle curioso: se trata de una casa perfumista fundada por un menorquín, Juan Famenías Floris, en el año 1730. Aunque después la marca se asentó en Londres (en el número 80 de Jermyn Street, en Mayfair, cerca de donde nació la Reina).

El perfume en cuestión es uno de los más icónicos. Se creó en 1800 y su estela empolvada encandila a todo aquel que lo huele una sola vez. En sus notas de salida, notas de clavel y hierbas verdes. Le siguen las notas fuertes de iris, bergamota, jazmín y violeta en el corazón del perfume y en la base, una sutil estela de ámbar, almizcle y notas empolvadas que lo hacen casi mágico.

No hace falta que te vayas al 80 de Jermyn Street a por él, porque en nuestro país puedes encontrarlo en Isolée. Y ya es toda una leyenda.