Fausto Grillo estuvo cuatro años en Europa antes de volver a Sudamérica para defender a O'Higgins de Rancagua. Pasó por el Göztepe turco, el Trapani italiano y el Volos griego y en todos contó con la fortuna de residir en lugares sumamente hermosos. Con AS Chile, recuerda anécdotas imperdibles de su vida en el Viejo Continente. 

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"Tuve la suerte de vivir en lugares increíbles. En Turquía es diferente la vida, porque es otra religión, otra cultura. Me tocó una ciudad bastante europeizada (Izmir), con el Mar Egeo. Fue una experiencia importante para mí, porque fue mi primera salida de Vélez a los 24 años. Fue algo difícil por el tema del idioma, la cultura, la alimentación. Me costó la adaptación, pero me sirvió muchísimo como persona", señala.

"Después me tocó vivir en Sicilia (Italia), que era un paraíso. Estábamos frente al mar, así que lo que era calidad de vida fue muy bueno y en lo futbolístico también. Es una liga muy táctica, física. Y en Grecia, estuve en Volos, una ciudad muy linda, donde el fútbol es más técnico, no se corre tanto, se juega más al cuerpo", agrega.

- Los estadios argentinos son muy duros cuando se juega de visitante. ¿Qué tal es la experiencia de jugar en lugares como Turquía y Grecia? Por internet o televisión uno puede ver que sus hinchadas también son complicadas... - En Argentina como acá es muy pasional, pero allá también, aunque de otra forma. Llevan bengalas, prenden fuego los estadios, gritan... pero la pasión de uno es diferente, que se curtió con todo eso. Es muy lindo lo que se vive allá porque son pasionales y a alguien como yo, que le gusta el fútbol, le encanta eso.

- En Turquía la religión es algo fundamental en la vida de sus habitantes. ¿Tiene alguna historia en cuanto a eso? - Se paraban los entrenamientos, es increíble eso. Estás haciendo la pelota parada en un córner y llaman a rezar, y el que está pateando se va y uno queda como '¿qué pasó acá?' (ríe). El entrenador mandaba a otro a patear y seguía la práctica. Y de repente se te iba dos o tres más a rezar porque el sonido de la mezquita los llamaba a rezar. Al comienzo es impactante, pero queda en uno poder adaptarse.

- ¿Y sufrió con el idioma? - Sí. Al principio es duro, porque el idioma es muy cerrado también, es imposible de entender. El club te pone un traductor, pero en mi caso tuve uno en portugués, porque tenía tres compañeros brasileños y dos portugués, así que por mayoría ganaron (ríe). Me costó y al final tuve que aprender dos idiomas (ríe). Fue algo que me reproché siempre, el tema de no darle bola al inglés en la escuela, porque después te conecta con todo. Hoy por hoy lo hablo y hace que todo sea más fácil.

- ¿Y en la vida cotidiana cómo lo hacía? - Ir al Supermercado era imposible. Al principio te llevabas cosas que quizás no querías, porque no entendías. No sé, pensabas que llevabas carne, y después la probabas y te dabas cuenta que era de un animal raro. La comida era con mucho picante, fue complicado al comienzo. Ahora acá, con mi mujer, no podemos creer que entendemos todo (ríe). En Turquía, en los restaurantes, pocos tenían la carta en inglés. Y lo que más me llamó la atención fue que solo a mí me escuchaban, a mi mujer ni la miraban. Era algo muy machista, entonces si ella quería pedir agua, me preguntaban a mí si le podía dar agua. Es increíble que en este siglo y con lo que la mujer representa, se siga viviendo así.

- Entonces la vuelta a Sudamérica fue una decisión sencilla de tomar... - ¡No! Al principio fue difícil, sobretodo para mi mujer, porque vivíamos en Grecia al lado de la playa, teníamos una vida muy tranquila, pero yo con 28 años no quería la vida tranquila. Quería el ruido de la gente. Ya va a haber tiempo, si Dios quiere, de poder hacer una linda carrera y poder elegir donde uno quiere vivir, pero de momento, la propuesta de O'Higgins fue la que más me sedujo. Tenía propuestas de Argentina, pero Emi Amor, que hoy está en Colo Colo, me habló muy bien del futbol chileno.

En 2018, el actual jugador de O'Higgins defendía a Vélez, donde vivió una de las anécdotas más memorables de su carrera. Cuando enfrentó a Rosario Central, tuvo un divertido cruce con Teófilo Gutiérrez que se hizo muy viral en Argentina.

"Lo voy a marcar. El de espaldas. Me acerco y le quiero meter un cortito para que entre en el roce y me dice: 'Sentí, papi. Perfume europeo, papi. Cuando vayas a Europa lo vas a conocer'. Y yo me moría. Esas cosas son graciosas. Me meó todo, de una forma increíble", le dijo Grillo a TyC Sports en aquella época. Hoy, con AS Chile, revela qué siguió después.

"Por suerte pude conocer el perfume europeo", dice Grillo mientras lanza una carcajada. "Estuve cuatro años en Europa, así que algún perfumito llegamos a conocer", agrega siempre con buen humor.

- ¿Habló con él después de esa anécdota o todo quedó ahí? - Teo me mandó un mensajito cuando yo llegué a Europa. Me dijo: 'felicitaciones, ahora podrás conocerlo' y nos reíamos. Eso se viralizó mucho y yo siempre lo tomé con mucho humor. Además, me pasó por picantearla. Sabía que tenía mucho caracter, entonces quise que entrara en el juego y respondió de buena forma. Es lo lindo del folclore del fútbol, que tiene esas cositas lindas.

- ¿Y después algún rival le sacó en cara el tema? - Con mis compañeros nos reíamos. Me decían: 'seguramente usas Avon' (ríe) o que compraba perfumes de Argentina. Nos reíamos muchísimo con eso, pero también depende de cada uno. Me lo tomé para la gracia, porque me pareció una buena reacción de él. Y uno cuando quiere entrar en eso, tiene que saber que puede salir de cualquier forma. 

Grillo en Argentina ganó un premio bastante particular: el Ranking Rústico. Aquella 'distinción' de un programa de TyC Sports es entregada al jugador que por temporada sume más puntos en jugadas como despejes a la tribuna, pifias y todas esas acciones que estuvieran alejadas de lo habilidoso. El nuevo jugador de O'Higgins es feliz con su campeonato.

"Fui campeón del Ranking Rústico una vez, ¡con orgullo!", bromea.

- Dígame la verdad. ¿Hubo un momento en el que quiso pelear el título? ¿Lo hacía a propósito? - (Ríe) Y... pasa que era muy fino, porque mi estilo de juego es bastante al límite, no de patadas, sino de ir fuerte, me siento cómodo en ese juego. Pero no te voy a mentir que alguna que otra hemos metido de más para sumar puntitos (ríe). Algún despeje fuerte al lateral y se sumaba (ríe). Había otros jugadores que eran metedores, entonces había que sumar (ríe).

- ¿Y en el Lírico? Ese ranking destaca los lujos y todas las muestras de habilidad... - He aparecido alguna vez, porque a veces se me cruzan los cables y alguna rabonita salió o algún taco que hemos hecho, pero eso se lo dejamos a los habilidosos (ríe).

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